Llívia es como una isla de Cataluña en territorio francés. Un pueblo acogedor en la falda del pico del Carlit, que se construyó a los pies del que fue un castillo imponente hoy en ruinas. En el casco antiguo, la torre de Bernat de So y la iglesia son testigos de su pasado medieval. A su alrededor, los lagos, los bosques y los prados te invitan a caminar, respirar, observar y disfrutar.
Además, en Llívia podrá disfrutar de la cocina local, con restaurantes y establecimientos hoteleros de primer nivel que han convertido este enclave en una auténtica capital pirenaica de la gastronomía.
La Cerdanya es sinónimo de tradición y fiestas populares. Muchos de los pueblos que se encuentran en la geografía cerdana han convertido la celebración del final de las cosechas en su Fiesta Mayor, una de las citas más importantes de todo el año que reúne todos sus habitantes. El valle, además, acoge año tras año danzas y ancestrales ritos populares que alegran y ponen color a las calles de todas las villas y ciudades.