Hacer encaje de bolillos fue durante muchos años una actividad económica que permitió que un buen número de mujeres pudieran entrar en el mercado laboral y llevar a sus familias unos ingresos la mayoría de veces indispensables para la supervivencia y en otros, cuando se trataba de negociantes de puntas, incluso para acumular capital.
Entonces, describimos a menudo las puntas y las puntas de almohada con una tradición que nos ha llegado hasta hoy.
La existencia de una asociación de punta activa en la villa de Llívia es una satisfacción que nos llena de orgullo.
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