Llívia restaura cuatro farmacopeas del fondo de la farmacia Esteva

2022-05-31

La dirección del servicio museístico lliviense encarga al taller de Berta Blasi la labor de recuperación de estos valiosos documentos.

El Museo de Llívia ha encargado, recientemente, la restauración de cuatro farmacopeas que se encuentran custodiadas y guardadas en el servicio museístico y que forman parte del fondo de la farmacia Esteva. Son cuatro volúmenes importantes y valiosos -en algún caso, ejemplares poco comunes- que en su día habían formado parte de la biblioteca de la familia Esteva.

"Son compendios farmacológicos del siglo XVIII, que en su conjunto reflejan el debate médico que se produjo en aquella época entre los movimientos de una farmacia antigua y la farmacología más moderna, que promovía el uso de métodos químicos diferentes para 'elaboración de los medicamentos", explica el director del museo, Gerard Cunill. La restauración de estos volúmenes también permitirá, en un futuro próximo, que estos libros puedan ser expuestos al público, que es la intención que tenemos. En la actualidad, el fondo material de la farmacia Esteva se encuentra bien representado en el museo , pero el fondo documental es prácticamente inexistente. Este hecho lo queremos revertir y nos proponemos que este valioso patrimonio documental liveense forme parte de la exposición permanente", afirma Cunill.

Las farmacopeas son volúmenes que recogen las normas oficiales de la época en lo que se refiere a la preparación de medicamentos; explican el trabajo del farmacéutico e incluso nos acerca a la mentalidad de los profesionales de ese momento.

"Es un material que, obviamente, podrá ser consultado por especialistas, también. Más adelante, no estaría nada mal que pudiéramos hacer un proceso de digitalización. Pero, en este caso, estamos hablando de un trabajo ingente, con un presupuesto elevado" , destaca el director del museo. "Buscaremos colaboraciones, con otras instituciones, para poder sacar adelante este proyecto", adelanta Cunill.

Estas cuatro farmacopeas son los primeros libros que salen del museo para ser restaurados desde que en 2017 se pudo recuperar el libro Ferrat de Llívia y el recetario de la farmacia Esteva. El fondo del Museo de Llívia consta de más de 400 volúmenes.

Restauración en buenas manos
Cunill ha querido destacar que la restauración de las cuatro farmacopeas ha sido encargada a Berta Blasi, conservadora y restauradora, con taller en Tiana, con una larga trayectoria y solvencia contrastada. Los cuatro volúmenes fueron trasladados a Tiana hace cinco semanas.

"Actualmente, ya tenemos dos de los volúmenes recuperados. Estaban en un estado regular, que no malo o fatal. Podrían haber sido bastante peor, por supuesto. Pero, probablemente, han sido bien custodiados estos últimos años. En general, presentan unas primeras o últimas páginas deterioradas, básicamente en sus extremos y bordes, con lomos y portadas desgarradas en uno algunos de los casos", explica Blasi.

El proceso de recuperación comienza con una limpieza mecánica en seco para eliminar la suciedad superficial —con goma vulcanizada, también llamada esponja de humo—, que puede ser polvo secativo o arena, normalmente.

Los dos volúmenes que ya han sido restaurados, por ejemplo, se les ha realizado esta limpieza inicial. "Tenían partes de las cubiertas rotas y estaban sucias por culpa de la manipulación. La encuadernación se ha unido al blog del libro con tiras de badana. Hemos querido mantener los nervios originales que hemos tenido que empalmar. Y uno de los ejemplares hemos comprobado que se había reparado anteriormente; tenía restos de cola blanca en el interior del lomo, bajo la cubierta", especifica. "¡Hombre! Pegamento sintético no es el mejor material para un documento de estas características, sin embargo, siendo positivos diremos que si no se hubiera hecho esta reparación quién sabe si hoy tendríamos la portada", dice. Evidentemente, la limpieza y recuperación de ese volumen ha sido más técnica. Blasi explica que "hoy, en la restauración de los libros, utilizamos materiales que son fácilmente reversibles. Materiales que se puedan sacar fácilmente".

En cuanto a la restauración de las páginas que conforman la tripa de los libros, se ha utilizado papel japonés, un papel de fibras vegetales, de gran calidad. El papel sirve para completar las páginas ratadas y desgastadas.

"En la restauración de fondos documentales somos menos intervencionistas que hace unos años. Es decir, todas las alteraciones que tiene un libro te dan información para entender e interpretar qué le ha pasado a lo largo de la vida. Por poner un ejemplo, una mancha de cera en algunas de sus páginas nos indicaría que en su lectura, muy posiblemente, hace muchos años, se necesitó la luz de una vela", detalla Blasi, que añade "antes, por sistema, las páginas se alineaban con la guillotina y se eliminaban todas las partes deterioradas. Y las encuadernaciones en pergamino, sucias o desgarradas, iban fuera y se ponía una nueva. Esto, hoy, es impensable".

Enlaces de interés:
www.museullivia.com
https://bertablasi.com
https://www.lamira.cat/persones/1727/la-restauradora-de-vides

Fotografía: Las restauradoras Berta Blasi (esquerra) y Raquel García (dreta). Autor: Aj. Llívia

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