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El Museu de Llívia continúa con el proyecto de documentación de sus fondos patrimoniales

El trabajo de estos últimos tres meses ha permitido documentar más de 250 libros de los fondos bibliográficos de la familia Esteva y también objetos etnológicos y arqueológicos de las colecciones que se encuentran en la exposición permanente del Museo.

La labor de documentación de los fondos del Museo de Llívia se recuperó en 2017. Desde entonces, de forma anual, se realiza este registro que permite disponer de una primera base documental de todo el material que dispone el Museo de Llívia.

Esta relación de bienes culturales incluye desde libros, documentos y obra gráfica de la familia Esteva -la farmacia Esteva de Llívia es considerada una de las más antiguas de Europa-, hasta objetos característicos de la misma farmacia y objetos arqueológicos y etnográficos ( numismática, herramientas, cerámica, esculturas...) de todas las épocas históricas de Llívia y que han aparecido recientemente en los yacimientos arqueológicos del Castillo de Llívia o el Foro romano Iulia Libica.

Así, en 2021 se ha dado continuidad al proyecto de documentación. En este caso, el trabajo ha sido realizado por la conservadora y restauradora de bienes culturales, Marta Prunera. El grueso de su labor se ha centrado en los libros, recetarios y otras publicaciones que fueron donados en su día por la familia Esteva y en la documentación de la colección arqueológica expuesta en el equipamiento sobre la historia de Llívia , desde los primeros pobladores de la edad de bronce hasta el siglo XIX. También se ha documentado material de la farmacia Martí de Puigcerdà, en este caso, pero en menor medida.

Según explica el director del museo, Gerard Cunill "el objetivo de la documentación del archivo y del material expuesto del museo es facilitar su estudio y la investigación con la idea de acercar este fondo y patrimonio a la población en general". Cunill destaca que la labor de documentación permite también evaluar el estado de conservación de los objetos y "sirve para elaborar exposiciones y nuevos contenidos culturales por el museo".

Metodologia clásica

La tarea de la documentalista sigue la metodología clásica, detallando los datos básicos del objeto como son: el tipo de pieza en cuestión, sus dimensiones, la fecha, el autor, el editor (en caso de publicaciones), su historia, la fuente y tipos de ingreso, una descripción esmerada tanto de su exterior como interior, su estado de conservación y su ubicación exacta en la reserva o exposición.

"Hay libros de los siglos XVI y XVII que es difícil encontrar información. Son, por ejemplo, farmacopeas en latín o en italiano que dificulta la labor de documentación. Hay mucho material editado y hay que investigar", explica Prunera . "No sólo es importante los recetarios sino también el resto de los libros, ya que esto nos da una visión de los intereses de los Esteva y de los boticarios de la época. Hay libros de química, biología y zoología, pero también unos manuales de cómo es debido comportarse en sociedad; u otros de leyes y administración", detalla.

"En los recetarios, por ejemplo, se apuntaban la fecha y el paciente al que suministraban el producto, el tipo de sustancia, las cantidades y los precios. Soluciones digestivas, ungüentos, cannabis para brotes epilépticos o incluso cocaína por a rebajar los dolores en los partos, muchas fórmulas que hoy en día nos parecerían inverosímiles.", añade Prunera.

Una vez documentado este material, mediante el software MuseumPlus (para museos registrados, entre otros servicios y administraciones), se adjuntan todas las fotografías de los objetos registrados. Así, las imágenes pueden ser compartidas por los responsables del Museo a través del museo virtual, en la web de la institución.

 

(Fotografía: Prunera, en el archivo del Museu de Llívia. Autor: Ajuntament de Llívia)

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